La Biblia
Es un conjunto de
libros sagrados que se considera inspirado por Dios. Entre sus propiedades se
encuentran la unidad, la veracidad, la revelación divina y la autoridad.
Propiedades
Unidad: La Biblia está unida entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento, y entre todas las partes de los libros.
Inerrancia: No contiene errores en lo que se
refiere a la salvación.
Veracidad: Contiene las verdades necesarias
para la salvación.
Revelación
divina: Es un
mensaje de Dios que transforma a las personas.
Usos:
Ayuda a conocer a Dios y a Jesucristo. Ayuda a comprender
por qué murió Jesús y cómo su muerte da poder y un hogar celestial. Ayuda a
conocer la verdad de Dios y a honrarlo y agradarle. Ayuda a adquirir una
“mentalidad de Dios”. Ayuda a vivir con valentía en un mundo secular. Ayuda a
encontrar una guía para la vida diaria. Ayuda a encontrar consuelo en tiempos
difíciles. Ayuda a iluminar el camino hacia Dios. Ayuda a desarrollar el
intelecto. Ayuda a cultivar la alegría.
La
bibliología es
el estudio del libro en su aspecto histórico y técnico. Puede referirse al
estudio de los libros como objetos físicos o al estudio de la doctrina
teológica de la Biblia.
Bibliología
como ciencia del libro
Estudia los libros
en sus condiciones materiales, literarias, de antigüedad, de autenticidad y de
mérito. Estudia los libros en una colección o biblioteca.
Incluye
ramas como la
bibliografía, la biblioteconomía, la archivística, la documentación y la museología.
Bibliología
como estudio de la Biblia: Estudia la doctrina teológica de la
Biblia. Enseña que la Biblia es inspirada por Dios. Sostiene que la Biblia es
infalible e inerrante, es decir, que no contiene errores, contradicciones ni
discrepancias. Ayuda a comprender cómo Dios utilizó las personalidades y
estilos de los autores humanos de las Escrituras. Permite saber por qué se
excluyeron otros libros de la Biblia. La bibliología se relaciona con la
cuestión de cómo se relacionan entre sí los autores divinos y humanos de las
Escrituras.
La
Torá es la base
de las reglas y regulaciones religiosas judías, y está formada por los libros
de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
Historia
de la Torá
En la tradición
judía, Moisés es el autor de la Torá. Según el libro del Éxodo, Dios (Yahvé)
dictó la Torá a Moisés en el monte Sinaí.
En el judaísmo, el Antiguo Testamento se llama Tanaj,
que es un acrónimo de Torá, Neviim y Ketuvim (Ley, Profetas y Escritos).
El Génesis; El
Génesis es el primer libro del Tanaj judío y de la Biblia cristiana. El nombre
Génesis proviene del griego helenístico γένεσις y puede traducirse como
«Origen», «Creación» o «Nacimiento».
El
Códice Sinaítico
es la versión más antigua del Nuevo Testamento que se conoce. Está escrito en
pergamino y data del año 400 d.C. Es uno de los tres códices más antiguos que
contenían la Biblia completa en griego.
Ya antes de Cristo había dos versiones de la Biblia: la
original, en lengua hebrea, y la traducción griega, para los judíos de lengua
griega. La Biblia griega incluía algunos libros y capítulos de libros que no
figuraban en el original hebreo. Los primeros cristianos eran en su mayor parte
judíos de lengua griega; seguían, por tanto, la lectura de la Biblia griega.
Pero cuando, a finales del siglo i d.C., los judíos excluyeron definitivamente
a los cristianos de sus sinagogas, decidieron aceptar solamente los libros del
original hebreo; de esta manera, se quedaron con el llamado «canon (= lista)
restringido», mientras que los cristianos siguieron usando el «canon amplio»,
en lo que se refiere al Antiguo Testamento.
El protestantismo, en el siglo xvi, pretendió «volver a los
orígenes» y adoptó la norma judía en cuanto al contenido del Antiguo
Testamento, aunque conservando el orden de la Biblia griega y de la Vulgata. Por eso los judíos y los protestantes tienen menos libros en el Antiguo
Testamento que los católicos.
En cuanto al Nuevo
Testamento, no hay ninguna diferencia entre los católicos y los protestantes,
aunque –como es lógico– el Nuevo Testamento no figura en las biblias judías.
La
Biblia es algo
que se fue haciendo, construyéndose, no dado de una vez, y esto es patente
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. De los textos del Antiguo
Testamento, los libros narrativos son la literatura nacional del pueblo de
Israel y no contienen una enseñanza de lo que los fieles deben creer o hacer. Esa
enseñanza asoma solo en los libros de ley y sabiduría. Tampoco lo que enseñan
los proféticos («textos subversivos que socavan los cimientos de la religión
establecida») se parece a lo que predican hoy el judaísmo y el cristianismo.
La idea de que con
Jesús había ocurrido algo radicalmente nuevo, fundamental para los primeros escritores
cristianos, es la base del Nuevo Testamento. Este no es, por tanto, una mera
continuación del Antiguo, pero sí enlaza con él y, en cierto modo, lo
reescribe. Para los cristianos, el Nuevo Testamento contiene la respuesta (la
redención en Cristo) a la caída en el pecado que describe el Antiguo, así como
el cumplimiento de sus profecías.
Parte destacada
del Nuevo Testamento son las cartas de Pablo, el principal responsable de la transformación
de una nueva forma de judaísmo en una religión distinta y abierta a todos. En
ellas, Pablo tantea en busca de las expresiones adecuadas que den cuenta de una
nueva realidad, la que se abre con la resurrección de Jesús.
La
Biblia se
originó en la Edad Antigua, como una recopilación de textos escritos en hebreo,
arameo y griego. Estos textos fueron escritos en un periodo muy largo de
tiempo.
Antiguo
Testamento
Los primeros
textos de la Torá, el libro sagrado de los judíos, fueron escritos en el siglo
IX a.C. por el autor J (Yahvista). El autor E (Elohista) escribió una versión
de la Torá en el siglo VIII a.C. El Antiguo Testamento se cree que fue
compuesto hacia el siglo XV a.C. El proceso de canonización del Antiguo
Testamento se completó aproximadamente en el siglo II a.C.
Nuevo
Testamento
Los libros del
Nuevo Testamento fueron escritos en su mayoría en griego durante el siglo I
d.C. Los Evangelios y las Epístolas fueron reunidos y aceptados gradualmente
como parte del canon cristiano hasta el siglo II d.C.
Recopilación
de la Biblia
La Biblia, tal y
como la conocemos, fue recopilada por primera vez en el siglo III antes de
Cristo. Los manuscritos de la Biblia eran copias hechas a mano sobre pergaminos
de piel de cordero, de cabra o de asno.
https://www.youtube.com/watch?v=7Z_Bz34ohMA&list=PLuPPHFMyRGuI5RYnfF-eeu6K-CSdQvpt7&index=3
Nota: La autoría del siguiente texto pertenece a sus autores, no
es de mi propiedad ni los estoy usando para lucro de ningún tipo.
Respecto al
Antiguo Testamento, aunque no contamos con los manuscritos originales, los
cuales serían de entre 2,400 y 4,000 años de antigüedad, sí contamos con los
rigurosos procedimientos que tenían los antiguos escribas, talmudistas y masoretas
judíos, para asegurar a toda prueba la preservación de la exactitud de los
textos. Éstos, en diferentes etapas de la historia del pueblo judío, se
encargaban de transcribir los textos de un rollo viejo y sujeto a volverse
inservible (porque eran de materiales muy perecederos como pieles y
pergaminos), a uno nuevo. Para ello cuidaban mantener un número preciso de
columnas, líneas, letras por línea y espacio entre letras. No podían escribir
absolutamente nada de memoria y guardaban rituales que les enfatizaban la
importancia de hacer su tarea en forma extremadamente cuidadosa. Una vez que
copiaban un texto de un rollo viejo a uno nuevo, el nuevo valía tanto o más que
el viejo, de manera que no tenían ninguna preocupación por preservar los rollos
viejos.
Los masoretas
refinaron estos procedimientos contando todo lo susceptible de contar, como el
número de veces que aparecía cada letra en cada libro, su número total de
letras y palabras, la palabra y letra central, y otras minucias más, que tenían
el propósito de asegurar una transcripción absolutamente exacta de los textos,
al tener que coincidir esas cuentas entre copias viejas y nuevas. “No añadiréis
a la palabra que yo os mando ni disminuiréis de ella, para que guardéis los
mandamientos de Jehová, vuestro Dios, que yo os ordeno.” Deuteronomio 4.2 RV95.
Confirmaciones
sobre lo anterior las encontramos en la Septuaginta, que fue la traducción que se hizo de los textos hebreos
al griego (285-246 A.C.), la cual se encuentra muy apegada a los textos hebreos
masoréticos, y en los rollos del Mar Muerto de más de 2,000 años de antigüedad
(unos 15,000 fragmentos de más de 500 textos), descubiertos en Qumran
(1947-1956), actual territorio palestino, y que se ha visto que son
extraordinariamente fieles.
Respecto al Nuevo
Testamento, su confiabilidad la basamos en la cercanía entre las fechas de los
manuscritos que tenemos preservados contra las que se estiman que se
escribieron los originales, y la cantidad de estos manuscritos. El Nuevo
Testamento contiene los textos antiguos que más soporte tienen de copias
antiguas con una diferencia descomunal. Para entender esto consideremos que la
Ilíada de Homero es el libro que le sigue con más sustento, al tener 643
manuscritos antiguos, siendo la fecha de los más antiguos de éstos unos 400
años posteriores a la fecha estimada de su escritura. Del Nuevo Testamento
contamos con casi 25,000 manuscritos antiguos, de los cuales más de 5,000 están
en griego, siendo los más antiguos sólo entre 50 y 200 años posteriores a las
fechas estimadas de los originales. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán.” Mateo 24.35 RV95.