jueves, 4 de septiembre de 2025

Cristianismo en Crisis

 Cristianismo en Crisis


 

Compre el formato en físico para ayudar al autor u a la editorial, lo que se coloca acá es con fines educativos para las iglesias. No vendo ningún tipo de libros, en ningún tipo de formato, sólo para estudios y reflexiones el material siguiente.

!Ataquen a los críticos! ¿ y qué sucede cuando alguien se atreve a hablar en contra de las dañinas doctrinas del movimiento de la Fe?  No tiene ni que adivinarlo. Simplemente, póngase a mirar la televisión. Paul Crouch, el fundador y presidente de TBN, ha hecho claro que, en su opinión, es aceptable juzgara un hombre por sucorazón, pero no porsus herejías. En términos inequívocos él ha reiterado que aquellos que se expresen en contra del movimiento de la Fe, están "condenados y se van de camino al infierno". Ha llegado hasta decir: "No creo que haya redención para ellos". 1

Solo unas pocas semanas después que yo hablé en uno  de los programas internacionalmente sindicados de la TBN en contra de las doctrinas de la Fe, Crouch reaccionó con estas ominosas palabras: "¡Al diablo con ustedes! ¡Lárguense de mi vida! [Fuera de nuestro camino!... ¡Les digo, lárguense del camino de Dios! Dejen de bloquear los puentes de Dios, o Dios va a acabar con ustedes si no lo hacen... Yono quiero ni me interesa hablar con ustedes, ni suiero oírles... [No tengo interés en ver la fea cara que tienen!" Irónicamente, mientras que Crouch condenaba a los fuegos del infierno a los "cazadores de herejías", al mismo tiempo destinaba al cielo al reconocido reencarnacionista General George Patton. 3

¿Qué tiene Crouch que decir acerca de juzgarla herejía? Su consejo fue bien simple. Consiste en dejar a Dios "poner en orden toda esta basura doctrinal". 4 Con un poco más de amplitud, él se quejaba: "Nosotros no podemos predicar la Fe... ¡Usted no puede hacer esto, no puede hacer aquello!... ¡No puede hacer uso positivo de las palabras!... ¿A quién le importa? .. Sí, ¿a quién le importa? Dejen que sea Jesús quien se encargue de ordenar esto y ponerlo a juicio delante de El mismo ... Vamos a saber quién está en lo correcto y quién está equivocado doctrinalmente hablando... ".5

Jesús, sin embargo, sustentaba una perspectiva totalmente diferente. El dijo bien claramente que nosotros, como meros mortales, somos incapaces de juzgar infaliblemente el corazón de los demás hombres (Jeremías 17:9, 10). Cuando se trata de juzgar la herejía, no obstante, nosotros debemos probar todas las cosas a la luz de las Escrituras (1 Tesalonicenses 5:21; Hechos 17:11; 11 Timoteo 3:16).

Cristianismo en Crisis 3 lujos y más

 

En el año fue 1979. Yo acababa de dedicar mi vida a Jesucristo. Aunque regocijado por mi relación con el Señor del universo, me sentía molesto por todos los años perdidos —años de vivir a los antojos de mi propia voluntad. Yo quería desesperadamente recuperar todo el tiempo que había mal-gastado.

Más que ninguna otra cosa, quería hacer que mi vida contara. Sentía que para compensar todo el tiempo perdido tenía que liberarme a mí mismo de presiones y consideracio-nes de carácter financiero. Fue así que decidí tomar parte de los recursos económicos que había logrado acumular e inver-tirlos con el propósito de disponer eventualmente de alguna pequeña fortuna.

El mercado de los valores en plata parecía ser la ruta más rápida para la obtención de una seguridad financiera. Yo había estado observando su rápido ascenso y había estado oyendo acerca de su potencial en las acciones mercantiles. Mi investigación parecía confirmar que la plata se encontraba marcadamente por debajo de su valor, y que era simplemente cuestión de tiempo el que ascendiera a insospechados precios altos. Aún desde un punto de vista bíblico me pareció que la proporción de valor entre el oro y la plata era de 10 a 1. Mientras yo estaba considerando usar la plata como el vehículo para alcanzar mi seguridad financiera, el mercado empezó a fomentarse. Decidí esperar por un precio estable de tal forma que pudiera entrar en el mercado con un razonable nivel de riesgo.

Mientras tanto, planeé una visita a mis padres, quienes vivían en Holanda. Mi objetivo era planear una estrategia para mi seguridad económica, quería servir a Dios siendo un cristiano en una firme posición de prosperidad. Pero, como yo estaba a punto de descubrir, Dios tenía para mi vida un plan radicalmente diferente.

Después de varios días en Holanda, me dediqué a buscar algo que leer, para pasar el tiempo. Debido a que leer el idioma holandés se había convertido en una difícil tarea para mí, me sentí de lo más feliz encontrándome con un libro en inglés en una mesita arrinconada en la casa. El libro se titulaba Evangelism  Explosion (Evangelismo Explosivo). Una vez que empecé a leerlo, no pude dejarlo. En el lapso de unas horas me encontré con un nuevo mundo —un mundo de multiplicación espiritual. A medida que leía, empecé a descu-brir cómo podía llegar a ser un cristiano preparado y cómo acumular mis tesoros en los Cielos.

Regresé a los Estados Unidos animado ante la posibili¬dad de la multiplicación espiritual e inmediatamente me inscribí en el programa de extensión evangelística en mi iglesia local. Sin embargo, mi deseo por una seguridad finan¬ciera todavía ardía brillantemente dentro de mí.

El precio de la plata por esos días ya había empezado a subir enormemente. Ansioso por "llegar antes de que el tren se fuera", me lancé al mercado de $47.08 la onza. A menudo miraba hacia atrás y hasta quería patearme a mí mismo por no haber actuado más pronto. A menudo hasta llegaba a calcular cuánto había perdido por no haber actuado en segui¬da que vi cómo el valor de la plata subía meteóricamente. Agitado hasta lo sumo, esperaba ansiosamente que la plata continuara subiendo. Y así fue. Dentro de unos días logró la marca de los 50 dólares y las predicciones eran que no pasaría mucho tiempo para que se superaran todas las anteriores marcas y se llegara a los cien, ¡cien dólares por onza!

Confiado, yo esperaba, creyendo firmemente que Dios pronto me concedería ser autosuficiente financieramente. Pero en unos días recibí una llamada que me paralizó el corazón. La voz al otro extremo de la linea decía: "Hank, el desastre". Antes de que yo pudiera responder, él espetó las palabras apabullantes: "El mercado de la plata acaba de irse a la ruina". Se me aconsejó que inmediatamente fuera a tratar de cubrir algo de las pérdidas en mis inversiones o todo lo que había puesto en acciones sería liquidado. Durante los próximos meses esto se convertiría en una escena recurrente. El teléfono sonaba y yo tenía que correr a cubrir nuevas pérdidas, siempre pensando hasta cuando iba a poder correr detrás del conejo antes de que se escondiera en el hoyo. Con el paso de cada semana yo iba perdiendo más y más de lo que me había costado años en acumular. Sin embargo, aconsejado por los expertos, yo fui orientado para permanecer en la lucha porque, según ellos decían, todo se arreglaría porque lo que estaban haciendo los grandes inversionistas era tratar de "sacar a los novatos fuera del negocio".

Pero al mismo tiempo estaba sucediendo otra cosa. Mientras que yo estaba perdiéndolo todo financieramente, estaba ganando en espiritualidad. Durante mi trabajo evange- lístico como parte del entrenamiento en Evangelismo Explo-sivo, yo estaba en las avenidas ó en los portales viendo cómo la gente venía con fe a Cristo. De una parte, estaba perdiendo mi sostén financiero; pero de la otra, yo estaba prosperando espiritualmente a un nivel que jamás soñé que fuera posible.

Finalmente llegué a perder todo aquello por lo que había trabajado tan duro para conseguir seguridad financiera. Pero espiritualmente, yo estaba conquistando una perspectiva eter-na. Estaba aprendiendo a buscar primeramente el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33). Estaba comenzando a darme cuenta que El tomaría cuidado de mis necesidades diarias. Como Agur en Proverbios 30, yo estaba aprendiendo a orar,

"no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte y blasfeme el nombre de mi Dios".

Aunque las Escrituras ni condenan ni recomiendan las riquezas, la meta espiritual es crecer tan profundamente en una relación con Cristo que, como dice el viejo himno: "las cosas de la tierra se vean extrañamente pálidas a la luz de Su gloria y gracia". La finalidad es desarrollar una perspectiva eterna en lugar de una temporal —ojos que puedan ver más allá del tiempo y del espacio, que puedan mirar a la eternidad.

Hoy solamente puedo ser capaz de sonreír irónicamente cuando pienso en el pasado y leo las palabras del apóstol Pablo al joven Timoteo: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdi-ción" (I Timoteo 6:9).

En los siguientes cuatro capítulos, vamos a ver los devastadores resultados que se derivan de ignorar desafian- temente las urgentes advertencias del apóstol Pablo.

 

Conformidad cultural

 

Si  no fuera suficiente redefinir la fe como una fuerza, deificar al hombre como un dios, y atacar la expiación de Cristo en la cruz, el movimiento de la Fe, además, ha convertido el evangelio de la gracia en un evangelio de avaricia.

Jesús advirtió: "Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee" (Lucas 12:15). Y continuó el Señor diciendo a Sus discípulos la parábola del rico necio, quien estaba acumulando posesiones para la seguridad de su futuro (versículos 16-21). Jesús no condenó la tenencia de posesio-nes, pero sí señaló la necedad de una perspectiva temporal en lugar de una perspectiva eterna. Sin acuñar expresiones no-vedosas, Jesús citó a Su Padre, diciendo al hombre rico: "Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma" (v. 20). La orden del Maestro fue siempre la misma: "Mas buscad primeramen¬te el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).

¡Qué diferente es el mensaje de los maestros de la Fe! Esta gente inexorablemente pregona la idea de que la prospe-ridad es el derecho divino de cada creyente. Esta nueva marca de "cristianismo" no es más que una bautizada forma de avaricia vestida con una capa sutil de "religiosidad". Es una lastimosa conformidad con las tendencias culturales de nues-tros días. Como astutamente lo hizo notar Quentin Schultze, autor de Televangelism and American Culture:

"Los televangelistas ofrecen sus propias expresiones personalizadas sobre un evangelio que parece una adaptación de, y dirigida a, la cultura norteamericana. Para expresarlo más crudamente, la fe de algunos evan¬gelistas es más americana que cristiana, más popular que histórica, más personal que colectiva, y más empí¬rica que bíblica. Como resultado, la fe que ellos predi¬can es altamente opulenta, egoísta e individualista... Estos tres aspectos de la fe del televangelismo reflejan el "Sueño Americano", en el que un automotivado individuo supuestamente puede alcanzar grandes ri¬quezas. También reflejan ellos el impacto del moder¬nismo en la iglesia..."

Los cristianos que son prósperos de acuerdo con las normas de la sociedad son considerados también ricos espi-ritualmente, en tanto que a los pobres se les percibe como indigentes espirituales. Un maestro de la Fe aún llegó a decir: "No tan solo la preocupación es un pecado, sino que ser pobre es también un pecado, porque la promesa de Dios es la prosperidad".2

Los mercaderes de esta cantaleta se apuntalan en los dólares enviados por los oyentes que esperan lograr fáciles riquezas. Cuando se falla en la consecución de la riqueza, estos seguidores se desvían decepcionados del camino que ellos pensaban era el cristianismo y van en búsqueda de un nuevo gurú en el reino de los cultos. Como muy sabiamente lo expuso el apóstol Pablo: "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos... hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella" (II Timoteo 3:1-5).

 

 

Transformados por la cultura

Numerosos cristianos están siendo transformados por nuestra cultura más que por Cristo. Buscar el reino de Dios y Su justicia ha sido pervertido en la búsqueda de nuestro propio reino y todo lo demás sobre lo que podamos poner nuestras manos.

En ningún otro lugar se hace más evidente el conformis-mo cultural de los predicadores de la prosperidad que cuando se trata del tema de la encarnación de Cristo. En literatura y en casetes, en la radio y en la televisión, muchos maestros de la Fe presentan a un Jesús que se parece extraordinariamente a ellos, vestido con ropa de diseñadores exclusivos, viviendo en una lujosa mansión, con una base organizada de donantes y con tanta cantidad de dinero que hasta necesita un tesorero.3

John Avanzini le dice a su numeroso auditorio televisivo que si Jesús hubiera sido pobre, también él quisiera ser pobre. Si Jesús hubiera dormido debajo de un puente, también él quisiera dormir debajo de un puente. Pero si Jesús fue rico, entonces está bien claro que Avanzini tiene también que ser rico. Avanzini razona que si los seguidores de Cristo en Sus días eran ricos, ¿por qué nosotros no podemos ser también ricos en nuestros días?4

Los predicadores de la prosperidad están también dedi-cados a presentar a un Jesús que usa relojes "Rolex", y hacen lo que sea necesario hacer para que este mito prenda en la mente de sus feligreses. Oral Roberts, por ejemplo, escribió un libro titulado How I Learned Jesus Was Not Poor("Cómo yo supe que Jesús no era pobre"). Frederick Price dice que él está tratando de "quitar de ustedes la enfermiza tendencia a

N.T.: "gurú", un maestro o consejero espiritual del hinduismo.

 

pensar que Jesús y sus discípulos eran pobres... La Biblia dice que El nos ha dejado ejemplos para que nosotros anduviéra-mos en sus pasos. Esta es la razón por la que yo manejo un "Rolls Royce". Yo estoy siguiendo los pasos de Jesús".

Jesús con un "Rolex"

Avanzini siempre ataca a los apologistas y teólogos que enseñan que Jesús fue pobre. Con evidente disgusto él reso-pla: "Yo no sé de donde salen estas estúpidas tradiciones, pero una de las más estúpidas de todas es decir que Jesús y sus discípulos fueron pobres. No existe una Biblia en la que se pueda basar eso".6

Durante una presentación en TBN, Avanzini acusa a los teólogos de tomar Lucas 9:57,58 y (cf. Mateo 8:18-20) fuera de contexto con tal de probar que Jesús fue pobre. Entonces presenta lo que él entiende que tiene que ser el verdadero significado de esos pasajes —un significado que parece ha-bérsele escapado a la iglesia cristiana por más de 2.000 años.

La versión del relato bíblico que hace Avanzini, presenta a Jesús en Su camino a Samaria donde iba a conducir un "seminario". Pero, caramba, Su "equipo de avanzada" no se había ocupado apropiadamente de hacer los arreglos necesa-rios, y el "Seminario de Jesús" tuvo que cancelarse. En su réplica a un hombre que quería seguirle, Jesús, en efecto, lo que dijo fue: "Las zorras tienen cuevas en Samaría, las aves del cielo tienen nidos en Samaría, pero yo no tengo un solo lugar en el que pueda quedarme esta noche en Samaria”. Como lo expone Avanzini, "En esos días no había un Holiday Inn en cada esquina, así que Jesús se vio obligado a regresar a Su acogedora casa de Jerusalén".7

Más que espigar en las riquezas de la Palabra de Dios, lo que hace Avanzini es utilizar este texto para enriquecer su propio ministerio.

Este es un ejemplo clásico de los televangelistas del siglo veinte, imponiendo su actual estilo de vida a un pasaje bíblico del primer siglo que se refiere al ministerio de Jesucristo.8 No solamente Avanzini se encuentra a sí mismo en contradicción con todos los respetables eruditos bíblicos en la interpreta¬ción de este pasaje, sino también, lo que es mucho más significante, sus enseñanzas se oponen a la totalidad de la Escritura revelada.

El hecho es que si Avanzini estuviera en lo cierto, y todos los demás estuviéramos equivocados, ¡terminaríamos encon-trándonos con un Jesús esquizofrénico! Tendríamos a un Jesús enseñando a los discípulos que no trabajaran por las cosas que perecen (Juan 6:27), mientras El mismo se dedica¬ba exactamente a hacer lo contrario.

Discípulos con plata

No solamente maestros de la Fe tales como Crouch, Price, Roberts, Avanzini y otros mantienen que Jesús era rico, sino que también aseveran ellos que Sus discípulos vivían lujosamente. Avanzini, por ejemplo, arguye que el apóstol Pablo era tan rico que hasta tenía los recursos financieros necesarios para neutralizar el sistema judicial de su época.9

Pero, ¿cómo puede alguien leer I Corintios 4:9-13 y contender que el apóstol Pablo y sus acompañantes tenían el dinero necesario para poder interferir con el sistema de justi-cia? No se podía establecer con mayor claridad la situación de ellos, que con las palabras que se utilizan en las Escrituras: "hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija" (v. 11).

Además, ¿podría ser Pablo otra cosa que un hipócrita si él mismo, estuviera viviendo en la riqueza, cuando le escribió a Timoteo, diciéndole: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdi-ción" (I Timoteo 6:9).

Finalmente, ¿qué acerca del discurso de despedida del apóstol Pablo a los ancianos de Efeso que aparece reseñado en Hechos 20? Pablo expone en sus palabras que el Espíritu Santo personalmente le da testimonio de que tiene que en-frentarse a prisiones y tribulaciones (v. 23). Pablo expuso esta realidad en su perspectiva cuando dijo que: "De ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para mí mismo" (v. 24). En Filipenses 3:7-9, Pablo de nuevo ratifica el mismo firme pensamiento: "Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él".

Jesús: una finalidad en Sí misma

Después de la resurrección, los discípulos de Jesús nunca consideraron a su Señor como un medio para sus fines. Para ellos, Cristo mismo fue el Fin. Los seguidores de Cristo habían asimilado verdaderamente el mensaje que su Señorles predicó, tanto con su vida como con sus labios. Ellos correc-tamente sabían que sus tesoros eran de otro reino y que aquí no eran sino embajadores, emisarios y peregrinos. Los discí-pulos bien sabían que éste no era el lugar de su morada final. Ellos habían reconocido que su destino estaba en la eternidad.

Cristo no vino al mundo para que en Su nombre pudié-ramos tener prosperidad financiera; El vino para que concen-tráramos nuestra atención en la prosperidad eterna. Aún hoy las palabras del Maestro prevalecen con refulgente autoridad: "no os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (Mateo 6:19,20).

¡Qué maravilloso hubiera sido observar al Señor irguién-dose en las riberas de Galilea, demandando apasionadamente a Sus seguidores que no se esforzaran por las cosas que perecen, sino por las que son eternas! (Juan 6:27).

¿Cuánto más de las Escrituras nosotros necesitaríamos para hacer evidente la bancarrota de las enseñanzas del mo-vimiento de la Fe sobre la prosperidad? ¿Debiéramos recor-darnos a nosotros mismos la historia de Jesús sobre Lázaro y el hombre rico que se narra en Lucas 16:19-31? El hombre rico, que vivía su vida terrenal en grandes lujos, no pudo ni siquiera ser reconocido en la eternidad por su nombre. Pero Lázaro, que vivió en pobreza, recibió acogida en el reino eterno (v. 25).

¿O debiéramos tal vez volver a leer las palabras de Santiago, el mismo hermano de Jesús, quien valientemente increpaba a los ricos diciendo: "Vamos ahora, ricos. Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla" (Santiago 5:1,2). La Biblia está llena de ejemplos que denun-cian la pobreza de las enseñanzas del movimiento de la Fe en relación con las riquezas y la ambición. Los maestros de la Fe en nuestros días no han conformado sus enseñanzas a las veneradas Escrituras. En su lugar, son ellos los que se han conformado a sí mismos a la sociedad norteamericana de hoy.

La cultura norteamericana está obsesionada por la idea de "subir rápidamente" y por el más craso materialismo, lo que precisamente aplaude el movimiento de la Fe. Todo se basa en la idea de que los "muchachos de Dios" pueden adquirir riqueza sin trabajo y dólares sin disciplina. La pala¬bra de pase no es "autosacrificio", sino "autoengrandecimien- to". Tristemente, una porción significativa dentro del cristianismo contemporáneo, ha comprado el mensaje de que nosotros estamos en este mundo solo por una vez y no por mucho rato, y que por tanto lo mejor que hacemos es darnos todos los gustos mientras andamos por acá. Ya no canta¬mos: "Todo a Ti me rindo". Más bien, decimos: "Yo puedo hablar lo que yo quiera que exista a través de la fórmula de mi fe".

Nosotros apetecemos historias acerca de "cómo hacer¬nos ricos de-pronto" y frecuentemente nos dejamos seducir por falsos esquemas de "hazte rico rápido". T. L. Osbom, por ejemplo, promete a la gente, que aprendiéndose "siete sim¬ples secretos en sesenta segundos al día" usted j)uede "obte¬ner lo mejor de la vida en tan solo siete días". 1Como una prueba él cita, entre otras historias, el cuento de un hombre que fue obligado a dejar su país y que se encontraba encaran¬do una tremenda dificultad económica. Pero gracias a la Parece demasiado para despertar simpatías; pero se trata solamente del comienzo. Su padre no es reticente a usar el miedo para amenazas a sus seguidores.

En cierta ocasión, Roberts escribió a sus simpatizadores que para ellos, él tenía buenas y malas noticias. Las malas noticias eran que Dios le revelo supematuralmente que el año 1985 iba a ser un año terrible para los seguidores de Roberts. "Satanás va a traer malas cosas en contra de ustedes —anun-ció—, preocupaciones, miedos... la depresión será una seria amenaza en contra de la salud. Y aún peor, yo veo a Satanás cercándoles en medio de tantos problemas que todos ustedes van a sufrir de una terrible sensación de desesperanza”.

Las buenas nuevas, sin embargo, eran que ya Roberts había hablado con Dios acerca del "año malo de Satanás en contra de mis seguidores". "Supematuralmente el don de la profecía recayó sobre mí —él escribe—, y treinta y tres predicciones me fueron dadas en relación con ustedes". "Estas predicciones —prometió Roberts—, les ayudarán a ustedes a evitar TERRIBLES NUEVAS ENFERMEDADES y a tomar ventaja de las devoluciones centuplicadas... reci¬biendo MILAGROS DE PROSPERIDAD".15

Después de advertir con solemnidad, "SI USTED SE DESCUIDA EN PRESTAR ATENCION... entonces Satanás tomará la ventaja y le golpeará con cosas malas hasta que usted llegue a desear que 1985 nunca hubiera llegado".20 Roberts concluye su carta con una agresiva oferta de venta. Enviar una ofrenda en forma de semilla de fe, no tan solo le permitirá "DETENER A SATANAS EN EL ODIO CON QUE QUIERE APLASTARLO, sino que también le propor¬cionará la ayuda de una devolución centuplicada".21

"MILAGROS DE PROSPERIDAD... están en la punta de los dedos del alcance de su fe", afirma Roberts. Desde luego, el secreto está en que usted use las puntas de los dedos para sacar dinero de su cartera. Apelando a la avaricia, Roberts explota las promesas de grandes utilidades financie¬ras para aquellos que les envíen sus recursos.

Incidentalmente, no se le ocurra jamás pensar en que va a enviarle dinero a Roberts, y decida después no enviarlo. Si usted hace eso, salvar la vida de Roberts no va a ser su problema principal. Considere estas inquietantes palabras que Roberts pronunció durante una reciente conferencia:

"Quizás alguien que este mirando a este ministerio del aire, haya prometido una fuerte suma (de dinero) a Dios. Tal vez hasta usted actúe como si la hubiera dado, pero en efecto no la pagó. Usted está tan cerca de mentirle al Espíritu Santo, que dentro de unos días habrá de morir, a menos que pague el precio que con Dios haya establecido. Espero que todo el mundo esté captando el mensaje. Tenga cuidado el que esté a punto de mentirle al Espíritu Santo. No le mienta al Espíritu Santo. El profeta ha hablado"

Aunque Roberts pueda tratar de espiritualizar sus tácti¬cas de la semilla de la fe adornándola con citas de las Escrituras, su teología permanece llamativamente similar a la de uno de los más conocidos cultos metafísicos de la prospe¬ridad —la Escuela Unitaria de Cristianismo. De hecho, los razonamientos que Roberts emplea reflejan directamente los razonamientos del fundador de "Unity", Charles Fillmore.24

A pesar de que Roberts reclama que su teología de la semilla de la fe le provino directamente de Jesús, al menos uno de los devocionales de su "Guide to Seed-Faith Living"ha sido tomado de "Unity School of Christianity".25 El mate¬rial puede ser cultista; pero por lo menos Roberts ha tenido la decencia de dar crédito donde el crédito era merecido.

La comparsa de los multiplicadores

Hace años, Oral Roberts prometió prosperidad a quienes "plantaran una semilla". Hoy una nueva especie de maestros de la prosperidad auspician aun más grandes promesas de recompensa financiera —la llamada "devolución centuplicada".

En un libro titulado "God’s Will is Prosperity", Gloria Copeland lanza la idea de la "centuplicación” a sus adherentes.

Ampliando la promesa de Jesús de proveer una devolución "centuplicada" a aquellos que dejándolo todo se dedican al reino, Gloria escribe: "Da $10 y recibirá $1000; da $1000 y recibirá $100.000. Yo sé que usted puede multiplicar; pero yo quería que viera en blanco y negro cuán grande puede ser una devolución centuplicada". 6Y con tal de que usted no pierda el punto, Gloria lo explica con más detalles:

"Dé una casa y recibirá cien casas, o una casa que valga cien veces la que dio. Dé un avión y recibirá cien veces el valor del avión. Dé un carro y la devolución será todos los carros que va a usar durante su vida, gn resumen, que Marcos 10:30 es un tremendo negocio".

Gloria, desde luego, no es la única maestra de la Fe en formar parte de la comparsa de los "centumultiplicadores". John Avanzini ha sido usado por maestros de la Fe, desde Crouch a Cerullo, para levantar fondos por medio de la táctica de la "centuplicación". De hecho, fue cuando la convención de Morris Cerullo en Abba, Nigeria, que Avanzini se apareció con su ahora famosa estrategia de la "centuplicación".

Todo comenzó cuando David, el hijo de Cerullo, se unió a la iglesia de Avanzini en el sur de California. Avanzini le dijo a David que Dios "puso en mi corazón que las riquezas de los impíos estaban reservadas para los justos". Avanzini entonces comenzó a rogarle: "Por favor, yo quiero ir con tu papá [Morris] y quiero hablarles a las naciones del mundo".

A su tiempo, Avanzini ganó cierta alianza de parte de Cerullo; pero sus esperanzas de una relación estable se des-vanecieron cuando Cerullo le rechazó aduciendo que carecía de "un ministerio incapaz de abrirse paso". Como Avanzini descubrió más tarde, "un ministerio que se abre paso" es uno que se caracteriza por "signos y maravillas... para probar qué Dios está a cargo..."u Después de esperar pacientemente por unos dos años, Avanzini, finalmente, tuvo la oportunidad con la que había soñado.

Cerullo citó a Avanzini para que se encontraran en un hotel en Abba, Nigeria. Allí, en una de las habitaciones, supuestamente Dios se le apareció a Avanzini y le dijo: "Voy a darte signos y maravillas que exalten tu ministerio". Des¬pués de darle a Avanzini un detallado discurso acerca de las técnicas para levantar fondos, Dios le instruyó para que tomara una ofrenda en favor de Cerullo. Alegadamente esto fue lo que Dios le dijo: "Yo quiero que tú pongas las manos sobre esa ofrenda, y Yo quiero que tú prometas un aumento de cien veces sobre esa misma ofrenda —y le anuncies a los que han dado su dinero, que el mismo les será repuesto multiplicado por cien".31

Y por supuesto, al día siguiente Avanzini tuvo la oportu-nidad de poner a prueba la nueva técnica para recabar fondos. Después de decirles a los líderes nigerianos que se reunían con Cerullo, que ellos recibirían cien veces la cantidad que dieran como donaciones, Avanzini pidió que se pasara entre los presentes un recipiente para recoger una ofrenda. Antes de que los recipientes hubieran llegado al final de la primera fila, ya estaban rebosantes de dinero. Fundas de almohada tuvieron que habilitarse para poder continuar recogiendo el resto de las ofrendas. Pero esto era el principio: faltaba mucho más.

Las multitudes parecían enloquecer. De hecho, como lo describía Avanzini: "Nos lanzaban dinero hasta de los balco-nes". Finalmente el furor por dar se hizo tan incontenible, que el mismo Cerullo se puso de pie y comenzó a gritar: "¡Ya no den más! ¡Paren ya de dar!".

Eventualmente, el orden fue restaurado, y de nuevo, Avanzini intentó orar por las ofrendas. Pero "cuando yo me disponía a orar —relata Avanzini—, sentí sobre mi cuerpo cosas que me golpeaban y pude darme cuenta de que era dinero, dinero que la gente lanzaba a la plataforma. Logré finalmente poner las manos sobre aquella ofrenda y hablé de la devolución de la misma en cien tantos".32

De acuerdo con Avanzini, cuando Jan Crouch oyó acerca de este incidente de la centuplicación, le pidió por más de una docena de veces que él fuera a TBN para que ofreciera mensajes acerca del mismo. Alegadamente Avanzini contestó: "Cualquier otra cosa, pero Dios no me permite hacer eso". En estos días, sin embargo, cada vez que en TBN se celebra una campaña de promoción de fondos, John aparentemente recibe permiso especial de Dios para conducir su rutina de la centuplicación.

Al igual que sucedió en Nigeria, los crédulos cristianos norteamericanos están hoy entregándoles sus dineros a los maestros de la Fe, en la esperanza de que Dios les mandará de regreso cien veces lo que hayan dado. Tristemente, no son muchos los que se dan cuenta de que "el árbol no tiene frutos".

Si el mensaje de la centuplicación fuera de veras cierto, los maestros de la Fe no tendrían necesidad de estar repitien¬do sus solicitudes de dinero. Lógicamente, lo que debieran estar haciendo es dar lo que tienen lo más rápido posible para que pudieran recibir cien veces más. Desaparecería toda la pobreza y cada creyente podría vivir en una mansión. La "riqueza de los impíos" pudiera, en efecto, pasar a las manos de los "hijos del Rey". No obstante, lo que está sucediendo es otra cosa. No resulta extraño escuchar súplicas como éstas, de Paul Crouch:

"Si usted está arruinado, si no se siente cómodo, si no tiene ocupación, o está fuera sin trabajo, déjeme decirle algo. No solamente vamos nosotros a bendecir al mun¬do y a predicar a Cristo a multitudes alrededor del mundo, sino que usted también puede ser salvo, puede alcanzar su salvación, si planta su semilla en esta fértil tierra que se llama TBN". 4

La tonada del "Punto de Contacto"

Oral Roberts en cierta ocasión se refirió al "punto de contacto" como al "gran descubrimiento" que jamás hubiera hecho.35 ¡Y bien que le salió! Junto a su estrategia de la semilla de fe, Roberts ha usado la estrategia del "punto de contacto" con más éxito en la recaudación de fondos que lo que hubiera podido soñar, un tipo como Tetzel. Otros, claro, han estado siguiendo su ejemplo.

Robert Tilton, quien describe el "punto de contacto" como un eslabón de fe que le une con sus seguidores, ha construido un imperio financiero basado en esta táctica. En envíos por correo, uno tras otro, él reclama que el Espíritu Santo le guía en la conducción de este método. En una carta enviada a sus simpatizadores, Tilton dice que Dios le instruyó para que les enviara un retazo de tela verde para orar, como el "punto de contacto". El entonces comparte estas instruc¬ciones:

Toma  el retazo de tela, agárralo con tu mano derecha y ora para que fluya el "PODER para crear riqueza".

Completa  la forma Power to Create Wealth("Poder para crear riqueza").

Envía  la mayor cantidad de dinero que puedas, "siem-bra lo mejor de tus semillas".37

Tilton incita a sus lectores a "enviar de su propia necesi-dad". A mayor sacrificio, mayor será la bendición. Tilton engatuza a la gente a dar lo más rápidamente posible. "Por favor, responda urgentemente, mientras el aceite de la unción está caliente y fluye".38

Cuando usted devuelve su pedacito de tela verde con su donación de dinero, Tilton promete que va a orar específica-mente por usted y que va a derramar el poder de su fe sobre usted. La idea es que cuando usted devuelve su retazo con el dinero correspondiente, este "apóstol ungido" añadirá su fe a la suya, y usted experimentará increíbles resultados. La estra-tagema de Tilton es clara y simple:

"¡ENVIEME SU RETAZO DE TELA VERDE PARA ORAR, COMO MI PUNTO DE CONTACTO CON USTED... CUANDO YO TOQUE SU TELA... SERA COMO SI LO ESTUVIERA TOCANDO A USTED MISMO!... Cuando yo toque esta tela, será como si

 

tomara MI mano para tocarme a mí mismo. Yo quiero

que la unción que Dios ha puesto en mi vida para

milagros en las finanzas y de prosperidad pase directa¬

mente de mis manos a las suyas... en la vida como un rey!"9

Con el propósito de lograr más respuestas positivas, Tilton cita el caso de una señora que estaba vencida y vacía. Cuando ella oyó de sus ofrecimientos, envió su tela de ora-ción, y empezó a hacer contribuciones como un compromiso de fe. En unos pocos meses, ella supuestamente recibió un saldo de —$286.000 dólares en bonos más $65.000.00 dóla-res en efectivo. Y como un regalo extra, su esposo fue liberado del alcoholismo.40

Desde luego, los retazos de tela verde para orar no es todo lo que usted va encontrar en las tácticas de los maestros de la Fe. Sus puntos de contacto cobran varias formas y diferentes tamaños. Ellos incluyen pañuelos ungidos, retazos de sus vestiduras, aceite santo y una serie de otros señuelos. Virtualmente no hay límite en la variedad que pudiéramos citar. Por una donación estipulada en $1989, o $989, o $89 (por el año 1989), Marilyn Hickey prometió que ella enviaría una placa de tela ceremonial. "Oprímala sobre su pecho y transfiera sus peticiones a mi propio corazón" —decía, para añadir—, "deje caer sus peticiones sobre mis hombros". 1

Los maestros de la Fe inevitablemente usan las Escritu¬ras para darles a sus tácticas un viso de espiritualidad. Oral Roberts, por ejemplo, derivó uno de sus estratégicos puntos de contacto directamente del libro de los Hechos. Cuando Roberts se fijó en que la gente era sanada por la sombra que Pedro proyectaba, pues decidió que él también podría ayudar a las personas a resolver sus problemas con la proyección de su propia sombra. Tal como se cuenta en la historia, al principio Oral y Richard no podían hallar la forma de usar sus sombras como puntos de contacto con sus seguidores, ya que era imposible caminar cerca de cada uno de ellos personalmente.

Así que empezaron a orar en el Espíritu, y por seguro que Dios les dio la solución.42

Dios le dijo a Roberts que buscara a un fotógrafo que les tomara un retrato a él y a su hijo, orando ambos por las necesidades de sus seguidores. Entonces Roberts recibió instrucciones específicas, "directamente de Jesús", para ser "dadas a sus seguidores".43

Primero, Jesús les dijo a los seguidores que tomaran seriamente a Oral y a Richard como "coevangelistas de Dios..., que sueñan y ven visiones... Escriba con claridad las cosas que usted siente que nosotros debemos llevar en oración.... Esto nos ayudará a orar ESPECIFICAMENTE cuando trai¬gamos SU NOMBRE ante la presencia del Señor".44

¡Entonces Jesús develó un ingenioso plan! El instruyó a los seguidores de Oral y Richard a que "TOMARAN SUS PETICIONES DE ORACION" y las colocaran junto a la donación de la semilla de la fe, de tal forma que la sombra del retrato de Oral y Richard CAYERA TOTALMENTE SOBRE LAS PETICIONES Y LAS DONACIONES. De acuerdo con Jesús, este sería el punto de contacto para "dejar fluir su fe".46

El Jesús de Roberts, sin embargo, se reservó sus más originales ideas para lo último. El sugirió que los seguidores doblaran unidas las peticiones y las donaciones, para simbo-lizar así su comunión con Oral y Richard. Ellos recibieron la instrucción de "enviar todo a Richard o a mí (Roberts) hoy mismo, de ser posible, de tal forma que nosotros podamos desdoblar los papeles y hacer que NUESTRA SOMBRA PUEDA PASAR SOBRE SU NOMBRE Y SUS NECESI-DADES EN LAS PETICIONES DE ORACION".47

De acuerdo con Oral y Richard, Jesús también quería estar seguro de que cada persona se quedaría "con la fotogra-fía en que ellos aparecen orando" como un recuerdo personal de que estos hombres de Dios, coevangelistas y administradores del poder de sanidad, iban a estar en constante intercesión".

Roberts termina su comunicación advirtiendo a los lec-tores que "los escépticos habrán de criticar algo tan escritural como esto".49 En este punto, Oral tenía razón.

La semilla de la Fe ala luz de las Escrituras

Millares caen por las tácticas de los maestros de la Fe simplemente porque no acuden a probarlo todo por la Palabra de Dios. La pregunta clave en todo esto es: ¿A qué nivel quedan las prácticas de los maestros de la Fe cuando éstas son examinadas a la luz de la Palabra de Dios?

Mirémoslo más detalladamente. Apesar de las pretensio-nes de Roberts de que su concepto de la semilla de la fe proviene directamente de Jesucristo, a la luz de las Escrituras no todo encaja tan bien.

Si Roberts fuera verdaderamente un estudioso de las Escrituras, de seguro que tendría problemas con su propio Jesús. ¡Increíblemente, este Jesús de Roberts alega que la esencia del Sermón del Monte se fundamenta en la dádiva de la semilla de la fe!50

Este Jesús también asevera que Mateo 17:20 ("si tuvie¬reis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte, pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible"), enseña los principios de la semilla de la fe, los que capacitan a los que creen para que muevan montañas.51

El problema es que este pasaje nada dice acerca del concepto del movimiento de la Fe sobre la semilla de la fe. Jesús simplemente está prometiendo aquí a sus discípulos, que si ellos confían en lo que El les dice que es capaz de hacer, entonces podrán realizar la misión que Jesús habrá de asig-narles. En este caso la misión que les dieron fue la de sanar a un epiléptico —y ellos fallaron en hacerlo debido a su falta de fe. Mateo 17:20 no es una promesa en forma de carta en blanco que nos pueda hacer esperar que Dios está obligado a damos cualquier cosa que le pidamos.

Para hacer las cosas todavía peor, este Jesús también reclama que el Nuevo Testamento, en su totalidad, está basa¬do en la semilla de la fe —y utiliza a Gálatas 6:7 para fortalecer el punto, ("todo lo que el hombre sembrare, eso también segará").52 Pero como se hace obvio por medio de su contexto, este pasaje de Gálatas no apela a la avaricia humana por medio de fórmulas de "recibe más de lo que das" (cf. v. 8). Más bien, se trata de una apelación a que crucifi¬quemos nuestro egoísmo y sirvamos a Dios (Gálatas 5:24,21,26) y unos a los otros, sin egoísmo (6:9,10).

Trágicamente, Roberts se atreve aún a desfigurar el pun¬to de vista bíblico sobre la expiación, diciendo que la muerte de Cristo fue una semilla que Dios sembró y que Su resurrec¬ción fue la cosecha que Dios recogió. Como lo expresa el Jesús de Roberts: "La cruz es la semilla de Mi vida. La semilla que Yo entregué me ha sido devuelta multiplicada por Mi Padre al levantarme de entre los muertos, haciendo Mi vida mucho más grande de lo que era cuando Yo era un hombre". Este Jesús también declara: "Yo cumplí con la vieja ley del diezmo pagando el precio total en la cruz. Dar ya no es una deuda que yo estoy pagando, sino una semilla que siem¬bro"53

Lo cierto es que nuestro motivo para dar debe ser basado en la gratitud, jamás en la codicia. El sistema de la semilla de la fe en manera alguna está respaldado por las Escrituras.

Centuplicar: ¿Demasiado de alqo que es bueno?

La enseñanza de la centuplicación no sale mejor cuando la comparamos con lo que dicen las Escrituras. Hemos visto que los maestros de la Fe, como Gloria Copeland, frecuente-mente citan a Marcos 10:30 ("reciba cien veces") como el fundamento de sus tácticas. Pero el significado verdadero de Marcos 10 es tan claro que difícilmente puede confundirse. Simplemente tómese el tiempo para leer todo el capítulo en contexto. El significado le va a saltar a la vista.

Copeland, convenientemente, salta la parte del verso 30 acerca de recibir persecuciones. Ella también descuida lo que está escrito en cinco versículos atrás, en Marcos 10:25, donde Jesús declara que "más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".

Lejos de ser un capítulo concentrado en ofrecer consejos sobre inversiones que provean prosperidad financiera, Mar¬cos 10 está claramente dedicado a describir las frustraciones de las riquezas. La multiplicación mencionada en Marcos 10:30 es espiritual, no física y es metafórica, nunca literal.

En Marcos 10, Jesús está usando un lenguaje figurativo cuando dice que recibiremos cien veces lo que hayamos dejado atrás por El. David hace algo semejante en el Salmo 50 cuando dice que son de Dios los millares de animales en los collados. Evidentemente, él quiere decir que Dios lo posee todo y no que la propiedad de Dios se extiende solamente a los millares de animales en los collados.

Tomar a Jesús literalmente en Marcos 10:30 es reducir este pasaje a un absurdo carente de lógica. Una cosa sería para Cristo prometer una devolución de 100 a 1 en cuanto a casas se refiere; pero cuando se trata de esposas y de hijos, esa devolución de 100 a 1 sería demasiado. Yo no sé lo que usted pensaría; pero en mi opinión esto es demasiado de lo bueno.

Contactos que no contactan

Los maestros de la Fe frecuentemente citan Hechos 19:11,12 para probar que el apóstol Pablo usó puntos de contacto en la misma manera en que ellos lo hacen. Sin embargo, un simple examen de este texto echa por tierra una afirmación como esa.

En Hechos 19:11,12 nosotros leemos que "hacía Dios milagros extraordinarios por manos de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos y los espíritus malos salían".

Primero, conspicua por su ausencia es en este texto la mención al tema de las finanzas. En ningún momento Pablo pide dinero por los pañuelos como punto de contacto. A la inversa, la Biblia proclama una fuerte advertencia para aque-llos que creen que es posible comprar con dinero el poder milagroso de Dios. Recuerde lo que le dijo Pedro a Simón el mago en Hechos 8:20: "tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero".

Lo siguiente es que no hay implicaciones en Hechos 19 de que aquellosque fueron sanados hayan "liberado" su fe. No hay ciertamente indicación alguna de que ellos hayan enviado a Pablo sus puntos de contacto con donaciones en forma de semillas de fe para que Pablo pudiera colocar en ellos una unción "tipo Hechos 19" v que después orara por ellos al estilo de Marilyn Hickey.5

Exactamente lo contrario, lo que el texto dice es que Dios estaba manifestando extraordinarios e inusuales milagros por medio de Pablo. Lejos de ser ésta una práctica normativa, estos milagros lo que estaban probando era que Pablo había sido escogido de manera especial por Dios para que fuera "el apóstol de los gentiles" (Romanos 11:13; II Timoteo 1:11).

Finalmente, una perspectiva histórica comprueba que Dios estaba demostrando la diferencia entre las fórmulas mágicas basadas en la decepción y el engaño que era preva-lecientes en Efeso (Hechos 19:13-19), y el poder genuino desplegado por Pablo en el nombre del Señor Jesucristo. En efecto, estos milagros sin precedente hicieron que fuera "magnificado el nombre del Señor Jesús" (Hechos 19:17,20). En clara diferencia con el apóstol Pablo, los "auto ungidos apóstoles" de hoy, no brindan honor al nombre de Jesús. Por lo contrario, el nombre de Jesús es frecuentemente arrojado al fango.

Hechos desfigurados

No tan solo algunos maestros de la Fe convierten en víctimas a los pobres y los tiranizan prometiéndoles lo que ellos no pueden realizar, sino que además después los culpan cuando los resultados esperados no llegan a materializarse.

En su libro "¡It’s Not Working, Brother John!", Avanzini usa casi todas las estratagemas inimaginables para persuadir a sus seguidores defraudados a que crean que el fracaso en recibir se debe a algo que está equivocado en ellos mismos. El escribe: "el problema es que algo anda equivocado con los santos... sin exagerar, yo encuentro que algo anda mal en sus vidas".55

Avanzini entonces postula "veinticinco cosas que cie¬rran las ventanas del cielo".56 Una razón que Avanzini cita es la doble mentalidad. Explica él que nosotros tenemos dos mentes —una mente consciente y una mente subconscien¬te—. Nuestra mente subconsciente ha sido condicionada por los pastores y los maestros para que creamos que Jesús fue pobre. Por tanto, cuando nuestra mente consciente es intro¬ducida al evangelio de la prosperidad, nosotros lo rechaza¬mos, porque subconscientemente creemos que tenemos que ser pobres.

La respuesta de Avanzini a este dilema es la de que reprogramemos nuestra mente para creer que Jesús fue rico, vestía ropas de gran calidad y vivía en una amplia mansión? Y Avanzini, precisamente, tiene el remedio para que usted reprograme su mente. Por un precio, él le vende su video casete "¿Fue pobre Jesús?"59

Otra razón utilizada por los maestros de la Fe para explicar el por qué la gente no alcanza las riquezas, es lo que ellos llaman el pensamiento impropio. Como lo expone Avanzini: "Usted es lo que usted piensa... Los pensamientos son fuerzas creativas'. Partiendo de la falsa premisa de que "de acuerdo con lo que usted piensa en su corazón, así se crearán las cosas que usted diga",61 Avanzini concluye que "el pensamiento apropiado produce finanzas".62 El lo resume todo en estas palabras: "Nosotros podemos creer y recibir o podemos dudar y quedamos sin recibir".63

De manera muy interesante, yéndonos atrás, al 1919, nos encontramos con que Ernest Holmes, el fundador de la Iglesia de la Ciencia Religiosa, comunicó el mismo sentimiento cuando dijo: "El hombre es simplemente lo que él piensa que es".64 Aunque Avanzini reclama que las palabras en su libro fueron inspiradas por el Espíritu Santo, es notable la estre¬cha relación que reflejan las enseñanzas de los cultos metafí- sicos.

Otra de las explicaciones de Avanzini de por qué sus seguidores no han obtenido la prosperidad, es que ellos no confían en su "hombre de Dios". El trata de usar II Crónicas 20:20 ("creed a sus profetas y seréis prosperados") como un pretexto para argumentar que "si usted no confía en los profetas de Dios, usted no prosperará^ En su contexto, sin embargo, este pasaje no promete prosperidad financiera. Es una promesa de éxito militar a la nación de Israel en un tiempo de gran peligro por parte de los moabitas y los amonitas.

Pero Avanzini se queja de que muchas personas ni si-quiera le permiten a su hombre de Dios, el "tener una copia de sus estados financieros totales".67 En un intento para proveer un precedente bíblico para esta increíble demanda, Avanzini se refiere a la historia del aceite de la viuda en II Reyes 4:1-7:

"Cuando la viuda se dirigió a Eliseo en solicitud de ayuda en sus problemas con un acreedor, la primera cosa que el profeta le pidió fue una declaración finan¬ciera. El le pidió, "declárame qué tienes en casa". Gracias a Dios esta viuda fue capaz de confiar en su hombre de Dios... Su relación de confianza en él, la liberó de sus deudas y le proveyó de seguridad para su retiro".68

Una manera tan irresponsable de manejar el texto sagra¬do no es, sin embargo, práctica fuera de lo común. Lo mismo se ha repetido a través de la historia de la iglesia. Así como el Papa usó a Tetzel para esquilmar a los pobres con tal de construir su Basflica de San Pedro, así también los maestros de la Fe se aprovechan del rebaño para levantar sus imperios.

 

Pacto-Contrato

Si todavía usted alienta algún tipo de duda en clasifi-car al movimiento de la Fe como cultista o cristiano, el concepto de "pacto-contrato" que el mismo sustenta, habrá de resolver finalmente las dudas que usted pueda tener en su mente. La noción de los maestros de la Fe de que todos los cristianos tienen el derecho divino a la riqueza y a la prospe-ridad se arraiga en el mito de que Dios es un fracaso.

No tan solo el Dios de la Fe es propenso a cometer erro-res,sino que es además un fracasado que se siente forzado a entrar en un juego llamado: "Hagamos un trato". Este es esencialmente el pensamiento del movimiento de la Fe sobre el asunto "pacto-contrato" del que estamos hablando.

Recuerde que en la teología de la Fe, Adán cometió su traición cósmica al venderle su divinidad a Satanás por el precio de una manzana. Satanás, por lo tanto, se convirtió en el dios de este mundo y Dios fue desterrado, buscando desesperadamente una forma adecuada para regresar.Por dar-le algún crédito al Dios de la Fe, aceptemos que El ha sido un fracaso; pero de seguro que El no es un desertor. Mucho más que limitarse a lanzar la toalla al ruedo, El empezó a diseñar un regreso inteligente —y es aquí precisamente donde el concepto del pacto que elabora el movimiento de la Fe entra en acción. Así es como lo explica Kenneth Copeland: "Después de la caída de Adán cn cl Jardín. Dios nece• sitó una vía para obtener su regreso a la tierra.. Ya que el hombre fue la figura clave en la Caída, también el hombre teníaque ser la figura clave en la redención, así que Dios se acercó a un hombre llamado Abram. El repitió con Abram lo que Satanás había hecho con el hombre, excepto que Dios no se introdujo furtivamente para engañar y conseguir lo que quería, como lo hubie• ra hecho Satanás. pios le hizo una proposición a Abram y éste la aceptó". De acuerdo con Benny Hinn, Dios le dijo a Abram que "El no podía pisar esta tierra hasta que el hombre se la devolviera"? O como lo comenta Copcland: "Yo voy a hacer-te una proposición. TU puedes decirme que me vaya a otra parte si no te conviene". Presumiblemente la proposición fue tan atractiva que Abram no podía rechazarla. Así que en lugar de decirle a Dios que se fuera a otra parte, él aceptó el trata. A cambio de ilimitadas prosperidad y riquezas, Abram le dio a Dios la avenida de regreso a la tierra. Abram y Dios sellaron su pacto con sangre 7 se convirtieron de ese modo, en "hermanos de sangre".

Confusión sobre el Pacto Desde sus mismos inicios, el problema con esta doctrina se hace evidente. El Dios de las Escrituras no negocia tratos; El establece declaraciones. El pacto de Dios con Abraham no fue una proposición bilateral (llegar a un mutuo acuerdo dos partes en litigio), sino que se trató de una promesa unilateral (iniciada por la persona superior, quien tiene autoridad para estipular reglas no negociables). En lugar de tener la opción de decirle a Dios que se fuera a otra parte, lo único que podía

hacer Abraham era inclinarse humildemente ante la gracia y bondad de su Creador (Génesis 17:3). La diferencia sobre el concepto del pacto entre el movi• miento de la Fe y el cristianismo no es una diferencia insus• tancial. Se trata de algo profundamente Sefi0.5 A discusión se encuentra nada menos que la soberanía misma de Dios. Hablando del Pacto con Abraham, comenta Copeland que "Dios fue el participante inferior y Abraham el más grande".6 Abraham tenía que haber vivido bajo una tremenda presión, porque como lo señala Charles 9pps: 'Si Abraham fallaba, el Pacto quedaba invalidado". Afortunadamente, Abraham no falló. Tal como se acordó, él fue el primero en una larga linea de profetas que habrían de actuar como voceros de Dios en la tierra. Copeland asume la historia y la cuenta de esta manera: 'Por medio de las bocas de Sus profetas, El se mantuvo enviando Su Palabra. Finalmente, llegó el momento estelar, cuando la Palabra fue enviada en forma humana.. Su nombre fue Jesús-. A estas alturas, ya usted conoce el resto de la historia. Jesús fue rico y próspero como su antecesor Abraham. Por treinta y tres años El vivió la vida en grande. Como Abraham, El se apropió de todos Sus derechos bajo el pacto. Lis 'buenas nuevas' de la teología de la Fe consisten en que nosotros somos, al igual que Jesús, simiente de Abraham, y tenemos, por lo tanto, derecho a ser herederos del pacto. "Desde que el Pacto de Dios fue establecido y la prosperidad fue una provisión del Pacto —razona Copeland— usted tiene que aceptar que ahora la prosperidad le pertenece a usted"? Fred Price añade este otro punto: 'Cristo nos ha redimido de la maldición de la ley, para que la bendición de Abraham pueda alcanzamos ... ¿Cómo bendijo Dios a Abraham?. Con ganado, oro, esclavos y esclavas, camellos y auno:. Abraham fue muy bendecido materialmente". ¡Qué lejos están las Escrituras de todo esto! La Biblia no es un mero contrato que nosotros podamos usar para manejar a Dios. Jesús no es una fórmula mágica que nosotros poda-mos usar para abrir las puertas del misterio. El pacto de Dios con Abraham es la proclamación de Su plan soberano para redimir a la humanidad de su pecado (Romanos 4; Gálatas 3:6-9). El mensaje vertebral de las Escrituras es el de la redención de la humanidad, obrada por Dios. El pacto no es un simple contrato que nos garantiza riquezas.

Cara, usted gana; cruz, usted pierde De acuerdo a los maestros de la Fc, hay dos lados en la moneda del pacto: si sale cara, usted gana, y si sale cruz, usted pierde. En otras palabras, usted puede vivir bajo la sombrilla de la prosperidad o bajo la maldición de la pobreza. "Nosotros hemos visto que la prosperidad es una bendición de Abraham y que la pobreza es una maldición de la ley—mantiene Copcland. Jesús asumió la maldición de la ley en nuestro lugar. El derrotó a Satanás y le quitó su poder. Consecuentemente, no hay razón alguna por la que usted tenga que vivir hoy bajo la maldición de la ley, ninguna razón hay pan que usted sufra pobreza de clase alguna"» Los maestros de la Fe insisten en que la prosperidad significa un favor espiritual, en tanto que la pobreza es una señal de fracaso espiritual. Robert Tilton resumió los senti-mientos del movimiento de la Fe cuando dijo: "Ser pobre es un pecado".12 Otro famoso maestro de la Fe predicó en cierta ocasión un mensaje similar. Y entonces algo sucedió: El lo perdió todo. Su popularidad, su encanto y su oro, todo se desvaneció. De un día para otro sus riquezas fueron convertidas en hara-pos. Extirpado de su posición estelar, este hombre se encontró a solas con su Biblia. Y escribió estas palabras: "Yo he pasado meses leyendo cada palabra que Jesús habló. Las he escrito una y otra vez, y de nuevo he vuelto a leerlas, una vez y otra. No hay forma alguna, si usted observa cl mensaje total de la Palabra de Dios, en la que usted pueda tomar las riquezas o las cosas

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materiales como si fueran expresiones de las bendiciones de Dios... Yo le he rogado a Dios que me Nrdone... por haber predicado la prosperidad terrenal". Tristemente él confesó que "muchos creyentes hoy día aceptan como evidencias de las bendiciones de Dios sobre sus vidas la posesión de un nuevo automóvil, una casa, un buen trabajo y fique/ase." Eso, él afirma, está muy lejos de la verdad. "Jesús no enseñó que las riquezas fueran un signo de las bendiciones de Dios... Jesús dijo: 'Estrecho es el camino que conduce a la vida y pocos son los que andan por Jim Bakker, quien en 1989 fue encontrado culpable de veinticuatro cargos de fraude, continuó con estas conmove-doras palabras: "Ya es hora de que el llamado del púlpito sea cambiado de, ¿quién quiere una vida de placeres y cosas buenas, nuevas casas, automóviles, posesiones materiales, etcétera?, a ¿quién viene al Nine y acepta a Jesucristo y la comunión de su sufrimiento?"' 6 "Yo creo —concluye Bakker—, que el corazón de Dios se siente entristecido cuando nosotros no somos capaces de despreciar las satisfacciones personales de las cosas ds la tierra para poder aceptar la vida con El en la eternidad".1 Quizás Bakker haya descubierto el verdadero significa-do de la prosperidad. Quizás él haya hecho suyas honesta-mente las palabras de Spurgeon. quien hizo este elocuente resumen: "El pacto antiguo fue un pacto de prosperidad. El nuevo pacto es un pacto de adversidad por medio del cual llegamos a detestar este mundo presente, haciéndonos aptos para encontrarnos con el mundo que ha de venir".18 Si Bakker ha sido verdaderamente desarraigado del com-promiso del movimiento de la Fe con la prosperidad terrenal, entonces sus palabras desde la cárcel lo han dicho todo: "No cambiaría de lugar con nadie".

Contexto, contexto, contexto

La tremenda cantidad de promociones y de histo- rías de hazañas realizadas se suceden en las grandes confe-rencias celebradas por los líderes del movimiento de la Fe. Cada orador invitado trae su relato acerca de cómo trabaja la fe, y enfatiza cómo, él o ella, ha producido con su palabra los grandes milagros de prosperidad o ha detenido una calamidad que se cernía sobre alguna persona determinada e, incluso, para su familia. Los auditorios estallan en exclamaciones y caen ante los pies de los oradores. Usted probablemente los habrá visto en la televisión, compartiendo la perspicacia de sus divinos poderes, mediante los cuales pueden utilizar la palabra para hablar a cosas que no existen, como si de veras estuvieran allí.

Pero uno solamente necesita caminar a lo largo de las zonas de estacionamiento de una convención de la Fe o de una iglesia del movimiento, para contestarse esta pregunta: ¿Funciona de veras la enseñanza de esta gente? Recientemente yo lo hice, en las oficinas generales y en la iglesia de uno de los líderes de la Fe, y obtuve mi respuesta. Allí había Cadi-llacs, Mercedes y hasta unos cuantos relucientes Lexus —to-dos, por supuesto, estacionados en secciones reservadas para los "pastores" y la "plana mayor".

Pero, a la larga, sin embargo, la zona de estacionamiento se parecía a cualquiera otra en el pueblo, con su variedad adicional de automóviles de todo tipo. Fíjese cuidadosamen¬te, "se parecía a cualquiera otra en el pueblo". Y bien, ¿cómo puede ser esto?

Había alrededor de mil autos, probablemente repre-sentando a unas 3.000 personas. Estos individuos estaban sentándose ante uno de los más poderosos y exitosos maes¬tros de la Fe, nacionalmente reconocido por sus apariciones en la televisión. Se estaban alimentando con una dieta conti¬nuada de mensajes que proclaman la propia divinidad del ser humano y el poder de la fe cuando se pone a funcionar por medio de la palabra hablada.

Y después de todo, sin embargo, muchos de ellos, que vinieron a la reunión en un viejo Ford de diez años de uso, se regresan de la misma forma que llegaron. ¿Por qué?

Lo que yo descubrí en la zona de estacionamiento ese día fue esto: "El evangelio de "dílo recíbelo y cuéntalo" verdade-ramente no funciona". Con la excepción de unos pocos, el mensaje nunca va más allá de la euforia de la reunión y de la expectación material. Si de veras este evangelio funcionara, la zona de estacionamiento debería estar llena de autos lujo¬sos, como los que aparecen nada más que en los "espacios reservados".

¿Cuál es la razón para este fracaso? Es muy sencillo. La promesa es falsa. Las personas que acuden a estos servicios, finalmente se defraudan. De seguro que se cansarán de saltar y gritar, aupados por expectaciones. .Sus exclamaciones re-clamando salud y riqueza se disiparán. Terminarán abatidos por la desesperanza y cambiarán de rumbo. Algunos queda¬rán resentidos con los maestros de la Fe. Otros, con Dios. Algunos continuarán aceptando mentiras desde el púlpito porque han llegado a creer que el eslabón débil está en su propia fe. Pensarán de ellos mismos como un fracaso espiri¬tual y probablemente nunca se recuperen de tal fatalismo.

Pero nada de esto inquieta al predicador. El sabe que nuevas personas acudirán, con alegría y con ofrendas, a llenar los espacios que han quedado vacíos. Nadie irá detrás de los que faltan. Bueno, quizás si la oportunidad llegara, alguien estaría dispuesto a decirles a los que no han regresado que el fracaso tienen que buscarlo dentro de ellos mismos. Y de ahí no pasa.

¡Ataquen a los críticos!

¿Y qué sucede cuando alguien se atreve a hablar en contra de las dañinas doctrinas del movimiento de la Fe? No tiene ni que adivinarlo. Simplemente, póngase a mirar la televisión.

Paul Crouch, el fundador y presidente de TBN, ha hecho claro que, en su opinión, es aceptable juzgar a un hombre por su corazón, pero no por sus herejías. En términos inequívocos él ha reiterado que aquellos que se expresen en contra del movimiento de la Fe, están "condenados y se van de camino al infierno". Ha llegado hasta decir: "No creo que haya redención para ellos".1

Solo unas pocas semanas después que yo hablé en uno de los programas intemacionalmente sindicados de la TBN en contra de las doctrinas de la Fe, Crouch reaccionó con estas ominosas palabras: "¡Al diablo con ustedes! ¡Lárguense de mi vida! ¡Fuera de nuestro camino!... ¡Les digo, lárguense del camino de Dios! Dejen de bloquear los puentes de Dios, o Dios va a acabar con ustedes si no lo hacen... Yo no quiero ni me interesa hablar con ustedes, ni quiero oírles... ¡No tengo interés en ver la fea cara que tienen! "z Irónicamente, mientras que Crouch condenaba a los fuegos del infierno a los "caza-dores de herejías", al mismo tiempo destinaba al cielo al reconocido reencarnacionista General George Patton.3

¿Qué tiene Crouch que decir acerca de juzgar la herejía? Su consejo fue bien simple. Consiste en dejar a Dios "poner en orden toda esta basura doctrinal".4 Con un poco más de amplitud, él se quejaba: "Nosotros no podemos predicar la Fe... ¡Usted no puede hacer esto, no puede hacer aquello!... ¡No puede hacer uso positivo de las palabras!... ¿A quién le importa?... Sí, ¿a quién le importa? Dejen que sea Jesús quien se encargue de ordenar esto y ponerlo a juicio delante de El mismo... Vamos a saber quién está en lo correcto y quién está equivocado doctrinalmente hablando...".5

Jesús, sin embargo, sustentaba una perspectiva totalmen-te diferente. El dijo bien claramente que nosotros, como meros mortales, somos incapaces de juzgar infaliblemente el corazón de los demás hombres (Jeremías 17:9, 10). Cuando se trata de juzgar la herejía, no obstante, nosotros debemos probar todas las cosas a la luz de las Escrituras (I Tesaloni- censes 5:21; Hechos 17:11; II Timoteo 3:16).

La pregunta surge de inmediato: ¿Cómo puedo yo deter-minar si se está interpretando correctamente la Palabra de Dios? Afortunadamente, con un poco de ayuda del acronímo L-I-G-H-T-S (luz), usted estará habilitado para discernir el trigo de la paja.

El mejor antídoto para combatir el veneno de la enseñan-za herética es un buen entrenamiento hermenéutico. La Her-menéutica es la ciencia y el arte de la interpretación bíblica. La Hermenéutica es una ciencia porque está regulada por reglas y es un arte porque implica una perspicacia intuitiva y una mente analítica.

Las reglas puede ser fácilmente recordadas con la ayuda de la familiar palabra L-I-G-H-T-S. La Hermenéutica "ilumi¬na su camino", a medida en que usted anda por la Palabra de Dios. Esta palabra L-I-G-H-T-S servirá para que recordemos estos elementos inherentes a la interpretación bíblica:

L = Interpretación LITERAL(Literal)

I = ILUMINACION por el Espíritu Santo(Iluminación) G = Principio GRAMATICAL(Gramática)

H = Contexto HISTORICO(Historia)

T = TAREA de Enseñanza(Enseñanza)

S = SIMILITUD Escritural(Armonía)

El principio literal:

La "L" en L-I-G-H-T-S podrá recordarle lo que es cono-cido como el principio literal de interpretación bíblica.

Esto significa que nosotros debiéramos tratar de inter-pretar las Escrituras en su sentido más natural y normal. Cuando la Biblia utiliza una metáfora u otra figura del len-guaje, las mismas se hacen instantáneamente evidentes y usted debe interpretarlas de la forma más apropiada. Así, cuando Jesús dice que El es "la puerta" (Juan 10:7), es claro que El no está hablando de maderas y bisagras.

De forma similar, cuando Jesús dice que aquellos que dejan sus familias por El y el evangelio recibirán "cien veces más", la asunción natural es que El está hablando metafóri-camente. Cualquier otra interpretación conduciría a lo absur¬do e ilógico.

Los maestros de la Fe son muy avezados en atribuir significados místicos o esotéricos a ciertos pasajes bíblicos, arribando de ese modo a doctrinas profundamente deforma-das. Cuando el principio literal de la interpretación bíblica es objeto de componendas o claramente violado, la verdad se hace brumosa y la totalidad de la Escritura se presta a confu-siones.

El principio de la iluminación:

La "I" en L-I-G-H-T-S nos recuerda que la iluminación en la interpretación de las Escrituras solamente viene del Espíritu de Dios. Como lo dice I Corintios 2:12: "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido".

Porque el Espíritu Santo, el autor de las Escrituras, (II Pedro 1:21), mora en cada hijo de Dios (I Corintios 3:16), él o ella, están en una posición única para recibir la iluminación de Dios (I Corintios 2:9-11). El Espíritu de verdad no tan solo provee sagacidad que aclara el pensamiento, sino también iluminación que penetra el corazón.

Es claro, por supuesto, que el Espíritu Santo no suplanta al estudio escrupuloso de las Escritura, sino que nos provee con un entendimiento que únicamente se consigue por dis-cernimiento espiritual. De esta forma el Espíritu Santo nos ayuda en la exégesis ("sacar afuera"), previniéndonos de la eiségeses ("meter en la lectura"), cuando estudiamos las Escrituras. El solamente nos ilumina para que descubramos lo que hay en el texto. La iluminación no va más allá de lo que el texto dice.

Aquí es precisamente donde virtualmente fallan todos los maestros de la Fe. Ellos pretenden que el Espíritu Santo les ha dado una iluminación especial y proceden entonces a introducir en las Escrituras sus preconcebidas ideas.

La prueba final para cualquier doctrina es el texto de la Escritura. La iluminación siempre tiene que conformarse a la Palabra. Recuerde que Satanás quiere que nosotros nos en-contremos con él, haciéndonos pensar que nos hemos encon-trado con Dios. Cualquier enseñanza que vaya en contra de la verdad revelada por Dios, tiene que ser rechazada porque de seguro que detrás de la misma no está el Espíritu Santo (Juan 16:13).

El principio gramatical

La "G" en L-I-G-H—T-S nos recuerda que las Escrituras tienen que interpretarse de acuerdo con las reglas elementales de la gramática, incluyendo el estilo y la sintaxis. Es por esta razón necesario que el estudiante de las Escrituras tenga un conocimiento básico de los principios gramaticales. Sería también de ayuda que podamos tener aunque sea una ligera noción del griego y del hebreo.

Si usted no sabe nada de griego o de hebreo, no tiene por qué llenarse de pánico. Hoy día existen numerosos y muy útiles instrumentos disponibles para que el estudiante obten¬ga algún conocimiento de los lenguajes originales de las Escrituras. Además de los comentarios, hay traducciones "interlineales", que proveen las versiones directas del griego y del hebreo paralelamente con el español. En adición, hay diccionarios de las palabras del Antiguo y Nuevo Testamento que aparecen en la famosa Concordancia de Strong. Medios auxiliares como estos, hacen fácil para el estudiante común recibir nociones de los lenguajes bíblicos originales sin tener que ser fluente en los mismos.7

El uso de estos medios combinado con algún sentido común, impedirá que usted pueda ser engañado por gente que pretenden dominar los secretos bíblicos al tiempo en que violan los elementales principios de la interpretación grama-tical de las Escrituras. Por ejemplo, un pasaje que Avanzini maltrata muy a menudo es Marcos 12:44, donde Jesús, ha-blando de la viuda pobre, dice que "todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento". Avanzini toma la palabra "pobreza" y la cambia por la palabra "necesario", la palabra usada en versio-nes como "La Biblia Latinoamericana". Se salió con la suya.

Durante una campaña para recabar fondos para TBN, Avanzini sonrió ante su auditorio y dijo que esta viuda no dio de su pobreza, sino de lo que le era necesario. En otras palabras, Avanzini enfatiza que la viuda dio "porque ella necesitaba algo de su Dios".8 Es decir, que dio para recibir. Avanzini entonces explica que la iglesia a través de las edades ha ignorado el verdadero significado de este pasaje y que ahora él presenta el profundo y verdadero significado del mismo.

Es verdad que el vocablo "necesario" puede significar desear o requerir algo. Sin embargo, la misma palabra tam¬bién puede implicar la idea de pobreza, miseria y hasta indigencia. Con la finalidad de establecer cuál significado es el aceptable para Marcos 12:44, tenemos simplemente que fijarnos en el contexto y en la construcción del texto. Un estudio más preciso nos hace claro que Cristo estaba estable¬ciendo un contraste entre la ofrenda de "la viuda pobre" (versos 42, 43) y la ofrenda de "los ricos" (verso 41) y de los que tenían "abundantemente" (verso 44). Por tanto, la palabra "necesario" apunta hacia la tremenda pobreza de la viuda, no a sus necesidades o deseos personales.

Deberíamos notar que en el relato paralelo de Lucas 21:4 sobre la misma viuda, se usa el vocablo "penuria" en lugar de "lo necesario". Todo lo que Avanzini tenía que hacer era consultar un diccionario para darse cuenta de que la palabra "penuria" conlleva la idea de "pobreza extrema". Además, si Avanzini se hubiera molestado en consultar con un dicciona-rio de griego, hubiera descubierto que la palabra traducida "necesario" en Marcos 12:44 es "husteresis", la cual significa literalmente "pobreza".9 No cabe duda de que la exposición de Avanzini sobre este texto es impropia y carece de funda¬mento bíblico.

El principio histórico:

La "H" en L-I-G-H-T-S nos recordará que la fe Cristiana es histórica y basada en evidencias (Lucas 1:1 -4). Se entiende mejor el texto bíblico cuando uno está familiarizado con las costumbres, cultura y contexto histórico de los tiempos bíbli-cos. Tal información adicional es extremadamente útil para obtener el pleno significado de un texto dado.

Desafortunadamente, los maestros de la Fe parece que han descuidado esta dimensión crucial de la hermenéutica. A menudo ellos citan mal e interpretan mal determinado pasaje porque han fallado en observar el contexto histórico del mismo. Un clásico ejemplo lo tenemos en la forma en que ellos manipulan III Juan, verso 2.

El texto lee así: "Amado, yo deseo que tú seas prospera¬do en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma". En cierta ocasión, cuando Oral Roberts leía este texto, le dijo entusiamado a su esposa: "Evelyn, esto quiere decir que nosotros tenemos que ser prósperos". Cuenta des¬pués Roberts que posteriormente a su "descubrimiento" de este texto, Dios le dio un Buick completamente nuevo. De acuerdo con él, "todo lo que nos ha pasado de bueno empezó el mismo día en que pusimos nuestra confianza en ese verso de las Escrituras". Evelyn coincidió con gran entusiasmo con Oral en que la prosperidad es "el más alto deseo de Dios para nosotros".10

¿Manejan de manera apropiada Oral y Evelyn este pasa-je? ¡La respuesta es un NO bien enfático! Recuerde que debemos tomar en cuenta el contexto histórico del pasaje. Las palabras del texto fueron las iniciales en la carta que Juan dirige a su amigo Gayo, y tal como lo específica el erudito bíblico Gordon Fee, estas palabras "eran la manera acostum-brada de presentar el saludo en una carta personal de la antigüedad". 1 Fee concluye que "extender los deseos de Juan para con su amigo Gayo a la noción de que todos los cristia-nos deberían disfrutar de prosperidad material y financiera, es completamente ajeno al texto. Esa no fue la intención de Juan, ni pudo ser la forma en que lo entendió Gayo. En resumen, ése no es el "significado evidente" del texto.12 Además, resulta provechoso saber que la palabra griega que se traduce "próspero", significa "que te vaya bien en tus relaciones con los demás"?3

Cuando se trata del contexto y de las costumbres de la antigüedad no hay razón alguna para desviarse. Afortunada-mente, hay una gran variedad de excelentes manuales y comentarios que pueden ayudamos para conseguir un mejor entendimiento de la gente y de los lugares de la Biblia.

El principio de la enseñanza

La "T" en L-I-G-H-T-S nos recuerda que aunque acepta-mos que la iluminación definitiva de las Escrituras depende del ministerio del Espíritu Santo, también aceptamos el hecho de que Dios ha provisto a la iglesia con maestros humanos especialmente dotados para enseñarnos (Efesios 4:11). Por tanto, existe una tremenda distancia entre quienes están ins-truidos para la interpretación bíblica y aquellos que reclaman ser "ungidos", pero que evidentemente construyen su teolo¬gía en superficialidades.

Sin duda que Santiago tenía a maestros como éstos en mente, cuando escribió: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación" (Santiago 3:1). Pablo coincide con la misma advertencia cuando exhorta a Timoteo con estas pala-bras: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (II Timoteo 2:15). La Escritura es absol itamente clara en señalar que la tarea de la enseñanza nunc i debe ser tomada con actitud desdeñosa.

Siguiendo el ejemplo de los habitantes de Berea (Hechos 17:11), nosotros deberíamos asegurarnos de que lo que se nos enseña está en armonía con las Escrituras (Tesalonicenses 5:21). Cuando se trata de entender la Palabra de Dios, tene¬mos que buscar fuentes confiables para que nos provean ayuda.

Cuando nosotros queramos interpretar correctamente la Palabra de Dios (II Timoteo 2:15), debemos estar dispuestos a consultar a aquéllos a quienes Dios ha capacitado para que sean maestros en la iglesia (cf. Tito 2:1-15), y quienes pueden protegemos de los lobos con disfraces de ovejas que no consideran al rebaño (Hechos 20:29).

El principio de la armonía bíblica t

Finalmente, la "S" en L-I-G-H-T-S nos recuerda del principio de la armonía bíblica. Simplemente explicado, esto significa que los pasajes individuales en las Escrituras deben siempre coincidir con el mensaje de las Escrituras como un todo. Un texto nun :a puede ser explicado de tal manera que contradiga otro. En otras palabras, si un pasaje particular puede ser interpretado de diferentes maneras, la única selec-ción es la interpretaciór que armonice con el resto de las Escrituras. El intérprete oíblico debe siempre mantener en mente que las Escrituras en su totalidad, aunque comunicadas por medio de varios instrumentos humanos, tiene un solo Autor: DIOS. Y Dios no puede contradecirse a Sí mismo.

Este principio, en sí y de por sí, echa por tierra la errónea interpretación que hacen los maestros de la Fe de Juan 10:34. No existe posibilidad alguna de que las Escrituras enseñen en este texto que el creyente sea un dios, porque esta inteipretación conllevaría que la Biblia se contradijera a sí misma. El punto de vista de la Fe en cuanto a este versículo calumnia al Espíritu Santo, el que revela que hay un solo y único Dios (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10; 44:6).

La Biblia fue escrita durante un período que cubre unos 1600 años por unos 40 autores de diferentes procedencias, en tres lenguajes diferentes y con centenares de distintos temas —y así y todo—, sin contradicción alguna y con una tan perfecta armonía que cualquier otra literatura no soportaría la comparación más mínima. Estas afirmaciones por sí mismas invalidan el mensaje de la Fe.

Un punto de vista bíblico sobre las riquezas

Con los principios de L-I-G-H-T-S frescos en la mente, vamos a concluir esta sección con una mirada bíblica al tema de las riquezas. Una cosa es maldecir las tinieblas; otra muy distinta encender una luz y alumbrar el paisaje.

El lugar para empezar está en el Salmo 24:1. Sin saber a quien pertenecen todas las cosas, estamos propensos a creer en cualquier cuento. Escuchemos lo que David tiene que decir:

De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan.

Es de extrema importancia que entendamos este texto. Dios es el dueño de la propiedad, nosotros simplemente somos los inquilinos. El Señor de la Gloria ostenta el título de propiedad, nosotros simplemente somos los mayordomos. Todas las cosas que podamos adquirir en esta vida no pasan de ser meros préstamos. No llegamos con ellas a la tierra, y tampoco podremos llevárnoslas con nosotros. Todas pertene-cen a Dios y El puede hacer con ellas lo que le plazca. Recordar con exactitud este hecho fundamental habrá de ahorrarnos muchos problemas en nuestro paso por el mundo.

Es provechoso para nosotros contestarnos periódica¬mente la pregunta del apóstol Pablo en I Corintios 4:7: "¿Qué tienes que no hayas recibido?". La respuesta, desde luego, es "nada". Todo lo que tienes, te lo ha dado Dios. Como le dijo Pablo a los atenienses: "él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hechos 17:25). Si alguna vez está usted tentado a pensar que por su propia fortaleza o bondad, ha sido usted capaz de acumular grandes riquezas, recuerde la pre-gunta hecha por Pablo.

En segundo lugar, recuerde que la acumulación de rique-zas no es el propósito del llamado a ninguno de los hijos de Dios. Sí, es cierto que Dios prospera a algunos; pero también El coloca a otros en circunstancias más modestas. La pobreza no tiene por qué igualarse a la piedad; pero tampoco tienen las riquezas que igualarse a la rectitud. Si existiera una proporción de equivalencia absoluta entre la bondad y las riquezas, entonces las gentes más buenas del mundo serían también las más ricas. Pero una mirada a cualesquiera de las listas de los hombres más ricos del mundo, echarían abajo, muy rápidamente, tal suposición.

Tercero, nuestra actitud ante las riquezas debiera reflejar la posición del apóstol Pablo en el libro de Filipenses. Algu¬nos fragmentos en ese libro constituyen casi un manual incipiente para aprender el punto de vista bíblico sobre las riquezas. Podemos empezar por mirar a Filipenses 4:12-13:

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Podemos también tomar en consideración las palabras del apóstol consignadas en un párrafo anterior:

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros (2:3,4).

Ahora podemos fijarnos en el ejemplo que Pablo usa para ilustrar lo que pasa cuando el pueblo de Dios usa sus recursos para honrar y glorificar el nombre de Dios:

Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación... pues aún a Tesalónica me enviasteis una y otra vez

para mis necesidades... mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (4:14,17,19).

Bueno es que nosotros siempre recordemos que aunque Dios nos haya prometido una herencia eterna más allá de nuestros sueños más fantásticos, Sus promesas para nosotros en esta tierra a veces son de un matiz muy diferente:

Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en El, sino también que padezcáis por El (1:29).

Finalmente, nos hace falta considerar dos cosas, la ad-vertencia y la promesa de esperanza gloriosa que el apóstol gozosamente expone para nosotros en Filipenses 3:18-4:1.

Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual también puede sujetar a sí mismo todas las cosas. Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.

Las riquezas vienen del Señor, dice Pablo. Pero no se identifique demasiado con ellas. Lo que ustetk tenga, úselo para la expansión del evangelio y en beneficio de aquellos que le rodean. Esté atento a las dificultades que habrán de aparecérsele en su camino. Y nunca olvide que un día Jesús vendrá y segará todo lo que esté sobre esta tierra y entonces habrá de concedernos un cuerpo que jamás se corromperá, nunca sufrirá dolores ni tendrá necesidad jamás ni de alimen-to, ni de oro ni riquezas. En otras palabras, conduzca su vida aquí abajo como un mayordomo responsable para que un día, en el juicio, Dios mismo le ofrezca la recompensa que tiene para usted (Mateo 25:21).

Estoy fuertemente tentado en estos momentos a mencio-nar algunos pasajes del capítulo que trata sobre el dinero, en el libro de John Piper, titulado "Desiring God",pero voy a contenerme a mí mismo ofreciéndoles solamente una cita. En mi opinión, las palabras de Piper en este capítulo están entre las mejores que yo haya leído sobre el tema del cristiano y el uso de su dinero. Dígame si no está usted de acuerdo:

"Se está desarrollando hoy día una doctrina sobre las riquezas y la prosperidad, basada en la media verdad que dice que ‘nosotros glorificamos a Dios con nuestro dinero disfrutando agradecidamente de todas las cosas que nos permite adquirir. ¿Por qué tendría un hijo del Rey que vivir como un pordiosero?’ Y de ahí en ade¬lante. La única verdad parcial en esta afirmación es que nosotros debemos dar gracias a Dios por cada cosa que El nos permite tener. De esta forma, lo glorificamos. La mitad falsa es la sutil implicación de que Dios puede ser también glorificado por medio de las adquisiciones más extravagantes que podamos conseguir con nuestro dinero. Si la anterior apreciación fuera cierta, Jesús no hubiera dicho: ‘Vended lo que poseéis, y dad limosna’ (Lucas 12:33). El tampoco hubiera dicho ‘no os preocu¬péis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber’ (Lucas 12:29). Juan el Bautista tampoco hubiera dicho ‘el que tiene dos túnicas, dé al que no tiene (Lucas 3: ]¿). El Hijo del Hombre no hubiera tenido que andar de un lugar a otro sin tener un sitio donde recostar

su cabeza (Lucas 9:58). Y Zaqueo no hubiera tenido que dar la mitad de sus bienes a los pobres (Lucas 19:8). Dios no es glorificado cuando nosotros guar¬damos para nosotros mismos (no importa con cuánta gratitud), lo que debiéramos estar usando para aliviar la miseria de los inconversos, de los ignorantes, de los enfermos y de los millones que están hambrientos. La evidencia de que muchos cristianos profesantes han sido desviados por esta doctrina se descubre en lo mucho que tienen y en lo poco que dan. Dios les ha prosperado. Y por una casi irresistible y compulsiva ley de esta cultura de consumo (bautizada en una doctrina de salud, riqueza y prosperidad), ellos compran casas más y más grandes, autos siempre nuevos y ataviados de lujos, ropas excesivas abrumadas de lujos, la mejor carne del mercado y todos los equipos, máquinas, uten¬silios e inventos que hacen la vida más placentera y llevadera.

El argumento es: "¿No ha prometido el Dios del Anti¬guo Testamento que dará prosperidad a sus hijos? ¡Cla¬ro que sí! Dios aumenta nuestros beneficios de tal manera que dando, demostramos que nuestro dios no está en lo que adquirimos. Dios no prospera a un hombre de negocios para que él pueda cambiar un Ford por un Cadillac. Dios le da la prosperidad para que unas 17.000 personas sin evangelizar puedan ser alcanzadas con el mensaje de salvación. El prospera un negocio para que el doce por ciento de la población del mundo pueda moverse un paso atrás ante el precipicio del hambre... El problema no está en cuánto una persona recibe como compensación por su trabajo. Grandes industrias y grandes salarios son un hecho de nuestra época y no se trata de algo necesariamente malvado. El problema está en llegar a la conclusión de que un salario de $100.000 necesita exactamente un estilo de vida de $ 100.000. Dios nos ha convertido en instrumentos de su gracia. El peligro está en pensar que el instrumen¬to tiene que adornarse con oro. No tiene que ser así. A fin de cuentas, con cobre daría igual".

Mis amigos, la decisión es de ustedes. Ustedes pueden tragarse el disparate de los predicadores de la Fe acerca del derecho que tienen a revolcarse en excesos autosatisfacedo- res, o pueden afirmar sus corazones en la profunda satisfac-ción que únicamente proviene de un generoso uso de las posesiones para la promoción del evangelio y para el mejo-ramiento de las personas que viven alrededor nuestro. Usted puede vivir responsablemente como un mayordomo de los recursos que Dios le da y algún día podrá oir como El le dirá: "Bien hecho, siervo bueno y fiel" o quizás decida usted despilfarrar Sus dones y tener que enfrentarse a las fuertes palabras que caerán sobre su atontada alma: "Te digo la verdad, ahora vas a recibir todo lo que mereces".

Yo voy a colocar para mí mismo "el buen fundamento para lo por venir", de tal manera que pueda también "echar mano de la vida eterna” (I Timoteo 6:17-19 BLA). Pero no estoy dispuesto a afirmarme a mí mismo en "tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan" (lea Mateo 6:19-21 BLA).

Mis amigos, lo que vale es su estado de cuentas en el cielo. Si su esperanza se afianza solamente en lo que usted tiene aquí, está usted en bancarrota, no importa cuantos dígitos aparezcan asociados a su nombre.

 

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